Dos hermanas diligentes
que caminan al compás,
con el pico por delante
y los ojos por detrás.
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Dos hermanas diligentes que caminan al compás, con el pico por delante y los ojos por detrás.
Siempre de mí dicen algo, aunque muy humilde soy; no soy señor y me tratan, con la nobleza del don.
Locomotora no soy, mas cuando con vapor voy, dejo muy alisado si me usan con cuidado.
Si bien empiezo con bo, no soy bota ni botijo, ¡bobo, tonto!, ¡qué lo he dicho!
Soy pequeña y afilada y pincho con mis puntadas.
Don dedín tiene un sombrero para no hacerse agujeros.
Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.
Pequeños, redondos, con agujeritos, valemos muy poco, solos o juntitos, mas de nosotros depende el buen vestir de la gente.
Pico sin tener enojos y, sin nacer, soy de corte, pero muchos, con arrojos, los dedos, viendo mi porte, me los meten por los ojos.
Dama da, dama deja, y no se queja de lo que deja.
