Muchas monjitas en un convento,
visitan las flores y hacen dulces dentro.
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Muchas monjitas en un convento, visitan las flores y hacen dulces dentro.
Como una peonza da vueltas al sol, gira que gira, sin tener motor.
No ves el sol, no ves la luna, y si está en el cielo no ves cosa alguna.
Como el algodón suelo en el aire flotar, a veces otorgo lluvia y otras, sólo humedad.
Van y llegan, se llevan lo que traen y lo que traen se llevan
Son mis colores tan brillantes que el cielo alegro en un instante.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
Desde el día en que nací, corro y corro sin cesar: corro de noche y de día hasta llegar a la mar.
Llevo, sin ser arlequín, de colores mi librea, yo salgo de tarde en tarde y espero siempre a que llueva.
En verano barbudo y en invierno desnudo, ¡esto es muy duro!