Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado,
siempre pendientes,
siempre colgados.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
