Redondo, redondo,
sin tapa, sin fondo.
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Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
De pergaminos, o sedas, o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
