Santa con nombre de flor,
y, a pesar de este retrato,
me confunden con zapato.
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El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
En tus manos estoy limpio, en tus ventanas me ensucio, si sucio, me ponen limpio, si limpio, me ponen sucio.