Santa con nombre de flor,
y, a pesar de este retrato,
me confunden con zapato.
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Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
