Sin ella en la mano
ni entras ni sales,
ni vas a la calle.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En el buen tiempo a nadie marea, en cuanto llueve repiquetea.
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!
Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas veces se equivoca.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Tiene luna, no es planeta; tiene marco y no es puerta.
Aunque yo nunca me mueva por mí suben, por mi bajan; soy de diversas materias y mi utilidad la halagan.
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Quien me mira se refleja así nadie tendrá una queja.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
