Verde nace,
verde se cría
y verde sube
los troncos arriba.

Donde nadie sube, trepo, donde nadie anda, trisco, muy poco estoy en el valle, pues lo mío son los riscos.

Las cinco vocales en su nombre lleva, y no siendo ave por la noche vuela.

Volando en el aire, y besando las flores, se pasa su vida, de luz y colores.

Con su trompa preparada pasa a tu lado zumbando, se posa en tu piel desnuda y tu sangre va chupando.

Cuantas manos le dio el mar a este extraño pasajero que lo quieren contratar para que juegue de arquero ¿quién es?

Trabajar, siempre mucho trabajé; aunque nunca estudié en la escuela me conocen bien; algunos dicen de mí: «terco bicho es» y Pinocho mucho se asustó cuando en mí casi se convirtió.

¿Quién allá en lo alto en las ramas mora y allí esconde, avara, todo lo que roba?

Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado, ni soy cigarra.

Es la reina de los mares, su dentadura es muy buena, y por no ir nunca vacía, siempre dicen que va llena.

Si la tienes tú la buscas, si no la tienes, ni la buscas, ni la quieres.