Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado,
siempre pendientes,
siempre colgados.
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Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.