Se pone para dormir,
aunque no es un camisón,
puede ser de lana, seda o algodón.
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Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno.