Me pisas y no me quejo,
me cepillas si me mancho,
y con mi hermano gemelo
bajo tu cama descanso.
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Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Una piel que es otra piel, una mano que no es mano y el frío se aguanta bien.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.