Estoy condenado
a un año y un día;
si esto es cada cuatro,
¿mi nombre, sabrías?
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Una cara con dos manos pegada está a la pared. Antes de un minuto, hermanos, ¿sabréis decirme quién es?
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?
Todos me esperan pero nunca llego, porque cuando llego yo desaparezco.
Son doce hermanas y todas gastan medias y, aunque, van numeradas todas son cantadas.
¿Qué cosa no ha sido y tiene que ser, y que cuando sea dejará de ser?
Doce caballeros, nacidos del sol, todos mueren antes de los treinta y dos.
Doce palomitas en un palomar, a la hora y a los cuartos salen a volar.
Corre más que un ciclista, nunca da marcha atrás, si lo pierdes de vista, ¡cómo envejecerás!
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Para unos soy muy corto; para otros, regular; para los tristes muy largo; para Dios, la eternidad.