Aquí estamos doce hermanos;
yo, que el segundo nací,
soy el menor entre todos:
¿Cómo puede ser así?
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Me hallo en los escritorios y en las casas comerciales, todos me miran quien soy para ver lo que contengo. Mis días están contados y el día que voy a morir ya se sabe de antemano.
¿Qué día será, que entre el sábado y el lunes está?
Juntos dos en un borrico, ambos andan a la par, doce leguas anda uno y una el otro nada más.
Quién es un viejo ligero, que es de cuatro movimientos puestos en doce cimientos, que, a cualquier pasajero, da más penas que contentos.
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Nos llegan muy de mañana y se van mucho después, regresan cada semana y cuatro veces al mes.
Unas surgen con la luna, a otras las alumbra el sol, todas juegan al corro y todas hermanas son.
¿Qué cosa, qué cosa es? que vuela sin tener alas, y corre sin tener pies.
Doce señoritas en un mirador, todas tienen medias y zapatos no.
Doce caballeros, nacidos del sol, todos mueren antes de los treinta y dos.