Como conoce la clave,
gira por su laberinto
y deja entrar al recinto.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.
Es una caja habladora, que vive en todas las casas, y se calla a muy alta hora.
Del techo al suelo, cortada y fina, tela con vuelo.
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.
Ruedo y ruedo, y en los bolsillos me quedo.
Lámina que no se ve y nos protege del viento. Aunque la atraviesa el sol, se empaña con el aliento.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.