Tiene grandes pabellones,
pero no tiene habitaciones.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Son dos cortinas en dos ventanitas que bajando ocultan dos niñas bonitas.
Tengo un tabique en el medio y dos ventanas a los lados por las que entra el aire puro y sale el ya respirado.
Al dar la vuelta a la esquina tropecé con un convento, las monjas iban de blanco y el sacristán en el centro.
Uno se cree superior, el otro inferior se siente, sin decirse nunca nada, mucho se quieren, tanto que, siempre se están besando.
Podrás tocarlos, podrás cortarlos, pero nunca contarlos.
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
Dicen que son de dos, pero siempre son de una.
Enfundados siempre van y hay que tener cuidado con las patadas que dan.
Unas son redondas, otras ovaladas, unas piensan mucho, otras casi nada.
