Una capilla llena de gente
y un capellán en medio
que predica siempre
más adivinanzas del cuerpo humano...
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
Entre dos murallas blancas hay una flor colorada, que con lluvia o con buen tiempo, está siempre bien mojada.
Parecen persianas, que suben y bajan.
Pozo hondo, soga larga, y si no se dobla no alcanza.
Dos estrellas se han perdido, en el cielo no aparecen, en tu casa se han metido y en tu cara resplandecen. ¿Qué son?
Una señora, muy enseñoreada, siempre va en coche y siempre va mojada.
Uno larguito, dos más bajitos, otro chico y flaco, y otro gordazo.
No es reloj, pero hace TIC TAC, no usa pilas pero no para de andar...
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.