Ani lloró todo el día;
perdió lo que más quería
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Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
