Ani lloró todo el día;
perdió lo que más quería
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Hoy cuando me levanté, puse uno en cada pie. Como no son los zapatos, dime tú... ¿qué puede ser?
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
Se pone para dormir, aunque no es un camisón, puede ser de lana, seda o algodón.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Una piel que es otra piel, una mano que no es mano y el frío se aguanta bien.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.