Como el algodón
suelo en el aire flotar,
a veces otorgo lluvia
y otras, sólo humedad.
más adivinanzas de la naturaleza...
Son mis colores tan brillantes que el cielo alegro en un instante.
No soy estación del Metro ni soy estación del tren, pero soy una estación donde mil flores se ven.
Un convento bien cerrado, sin campanas y sin torres y muchas monjitas dentro, preparan dulces de flores.
¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?
Aparece por delante, por los lados, por la espalda, te descuidas un instante y te levanta la falda.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.
No ves el sol, no ves la luna, y si está en el cielo no ves cosa alguna.
Muchas monjitas en un convento, visitan las flores y hacen dulces dentro.
