adivinanzas para niños

De siete en siete vamos
cogiditos de las manos.

 

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Cuando apenas he nacido, mi vida se acaba al punto; aunque no soy el primero, lo sigo por todo el mundo.

Cada año nazco gordito y cada año me muero flaquito. ¿Qué soy?

¿Qué cosa no ha sido y tiene que ser, y que cuando sea dejará de ser?

Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?

Brazos tengo desiguales y a mi ritmo se mueven los mortales.

Quién es un viejo ligero, que es de cuatro movimientos puestos en doce cimientos, que, a cualquier pasajero, da más penas que contentos.

Nos llegan muy de mañana y se van mucho después, regresan cada semana y cuatro veces al mes.

Somos sesenta mellizos, en torno de nuestra madre, tenemos sesenta hijitos y toditos son iguales.

Un árbol con doce ramas, cada rama, cuatro hijas, cada hija, siete hijos, me dices ¿cómo se llama?

Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?