Guardada en estrecha cárcel
por soldados de marfil,
está una roja culebra,
que es la madre del mentir.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros.
Dos niños en un andén, por más que se acerquen, no se ven. ¿Qué es?.
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
Cinco hermanos muy unidos, que no se pueden mirar, cuando riñen aunque quieras, no los puedes separar.
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
Al dar la vuelta a la esquina tropecé con un convento, las monjas iban de blanco y el sacristán en el centro.
Tengo un tabique en el medio y dos ventanas a los lados por las que entra el aire puro y sale el ya respirado.
Parecen persianas, que suben y bajan.
Cueva con treinta y dos machacantes que dispone de un solo habitante.
