Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar,
el que mi nombre acierte
sólo dirá la mitad.
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Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
