Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar,
el que mi nombre acierte
sólo dirá la mitad.
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Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.
