Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar,
el que mi nombre acierte
sólo dirá la mitad.
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Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
De pergaminos, o sedas, o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.