Ni corre, ni vuela,
pero siempre te precede,
cuando vas o cuando llegas.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Adivíname ésa.
Ruedo y ruedo, y en los bolsillos me quedo.
Aunque músculos no tengo, los techos yo sostengo.
Aunque yo nunca me mueva por mí suben, por mi bajan; soy de diversas materias y mi utilidad la halagan.
Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.
Todos me buscan, para descansar, si ya te lo he dicho, no lo pienses más.
Cabecita fría la noche haces día cuando te restriego, cabeza de fuego.
A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.
Cuatro patas tiene y no puede andar también cabecera sin saber hablar.
