Ni corre, ni vuela,
pero siempre te precede,
cuando vas o cuando llegas.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Tiene un ojo y nada ve, por abrir no es cosa dura, sin embargo por cerrar, sí que cierra y sí que es dura.
Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.
Aunque soy iluminada siempre me tienen colgada.
Ruedo y ruedo, y en los bolsillos me quedo.
La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!
Fui a la plaza y compré un negrito. Llegué a la casa y se puso coloradito. ¿Qué es?
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Lámina que no se ve y nos protege del viento. Aunque la atraviesa el sol, se empaña con el aliento.
Todos me buscan, para descansar, si ya te lo he dicho, no lo pienses más.
En la mesa me ponen y sobre mí todos comen.
