No he de darte más razones,
sin mi perderías los pantalones.
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Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
En tus manos estoy limpio, en tus ventanas me ensucio, si sucio, me ponen limpio, si limpio, me ponen sucio.
