No he de darte más razones,
sin mi perderías los pantalones.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.