No he de darte más razones,
sin mi perderías los pantalones.
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Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
