No he de darte más razones,
sin mi perderías los pantalones.
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Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
