Rodeo cuellos y cuellos,
tanto de ellas como de ellos.
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Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
