Te lo digo y
no me entiendes,
no tengo boca y
si tengo dientes
más adivinanzas de cosas de la casa...
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
Una caja en tu casa que te sube y que te baja.
Durante el verano escondido, en el invierno encendido.
Todos me buscan, para descansar, si ya te lo he dicho, no lo pienses más.
Adivíname ésa.
Caja llena de soldados, todos largos y delgados, con gorritos colorados.
Cuando te veo me ves, cuando me ves te veo, y no te parezco feo.
Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.
Doy vueltas y no soy tiempo, un secreto sé guardar, si no me cuidan, me pierdo. ¿Con mi nombre sabrás dar?
Del techo al suelo, cortada y fina, tela con vuelo.
