Te lo digo y
no me entiendes,
no tengo boca y
si tengo dientes
más adivinanzas de cosas de la casa...
Caja llena de soldados, todos largos y delgados, con gorritos colorados.
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.
Cuatro patas tiene y no puede andar también cabecera sin saber hablar.
Una caja en tu casa que te sube y que te baja.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
Tiene luna, no es planeta; tiene marco y no es puerta.
Me compran para dormir y me encanta sacudir. ¿Qué soy?
Aunque yo nunca me mueva por mí suben, por mi bajan; soy de diversas materias y mi utilidad la halagan.
Como conoce la clave, gira por su laberinto y deja entrar al recinto.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
