Tengo copa y no soy árbol,
tengo alas y no soy pájaro;
protejo del sol a mi amo,
en invierno y en verano.
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Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
