adivinanzas para niños

Tienen justo cinco dedos
como la mano;
se rellenan en invierno,
se vacían en verano.

 

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Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.

Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.

Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.

Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.

Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.

Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.

Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno.

Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.

Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.

Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.