Una capilla llena de gente
y un capellán en medio
que predica siempre
más adivinanzas del cuerpo humano...
¿Quién seré yo que encerrada soy donde quiera que voy, me encuentro siempre mojada y al cielo pegada estoy.
Enfundados siempre van y hay que tener cuidado con las patadas que dan.
En un huerto no muy llano hay dos cristalinas fuentes, no está a gusto el hortelano, cuando crecen las corrientes.
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Unas son redondas, otras ovaladas, unas piensan mucho, otras casi nada.
Como la piedra son duros, para el perro un buen manjar, y sin ellos no podrías ni saltar ni caminar.
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
Tengo un tabique en el medio y dos ventanas a los lados por las que entra el aire puro y sale el ya respirado.
A muchos se lo suelen tomar si antes no se ha ido a pelar.
Laterales parapetos, que van siempre por parejas, les encantan los secretos.
