Una capilla llena de gente
y un capellán en medio
que predica siempre
más adivinanzas del cuerpo humano...
Enfundados siempre van y hay que tener cuidado con las patadas que dan.
Guardada en estrecha cárcel por soldados de marfil, está una roja culebra, que es la madre del mentir.
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
Unas son redondas, otras ovaladas, unas piensan mucho, otras casi nada.
Podrás tocarlos, podrás cortarlos, pero nunca contarlos.
Con ella vives, con ella hablas, con ella rezas y hasta bostezas.
Son dos cortinas en dos ventanitas que bajando ocultan dos niñas bonitas.
Atrás panza y delante espinazo, aciértamelo pedazo de ganso.
Cueva con treinta y dos machacantes que dispone de un solo habitante.
Parecen persianas, que suben y bajan.
