Van y llegan,
se llevan lo que traen
y lo que traen se llevan
más adivinanzas de la naturaleza...
En el cielo soy de agua, en la tierra soy de polvo, en las iglesias de humo y mancha blanca en los ojos.
En las regiones polares se encuentra en todos los mares.
Soy una bola grandota, que gira constantemente, y que desea saber, dónde meter tanta gente. Si ya sabes quien soy yo eres muy inteligente.
¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
Como el algodón suelo en el aire flotar, a veces otorgo lluvia y otras, sólo humedad.
Aparece por delante, por los lados, por la espalda, te descuidas un instante y te levanta la falda.
Nicanor tenía un barco y con él surcaba el río; ¿era este un barco pequeño o este era un gran navío? Lee despacio, Encarnación, y hallarás la solución.
Es una enorme naranja pero de zumo salado, los gajos se le suponen entre un par de meridianos.
