Van y llegan,
se llevan lo que traen
y lo que traen se llevan
más adivinanzas de la naturaleza...
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
Son mis colores tan brillantes que el cielo alegro en un instante.
Lomos y cabeza tengo y aunque vestida no estoy, muy largas faldas mantengo.
¿Cuál es el único animal que muere entre aplausos?
En verano barbudo y en invierno desnudo, ¡esto es muy duro!
Soy una bola grandota, que gira constantemente, y que desea saber, dónde meter tanta gente. Si ya sabes quien soy yo eres muy inteligente.
El cielo y la tierra se van a juntar; la ola y la nube se van a enredar. Vayas donde vayas siempre lo verás, por mucho que andes nunca llegarás.
Aparece por delante, por los lados, por la espalda, te descuidas un instante y te levanta la falda.
Nicanor tenía un barco y con él surcaba el río; ¿era este un barco pequeño o este era un gran navío? Lee despacio, Encarnación, y hallarás la solución.
