adivinanzas para niños

Ya ves, ya ves,
tan claro que es.
No me la adivines
de aquí a un mes.

 

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Adivíname ésa.

Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.

Aunque yo nunca me mueva por mí suben, por mi bajan; soy de diversas materias y mi utilidad la halagan.

Cabecita fría la noche haces día cuando te restriego, cabeza de fuego.

Una señorita de carnes muy blandas, que sin ser enferma siempre está en la cama.

Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.

Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.

Cuatro patas tiene y no puede andar también cabecera sin saber hablar.

En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.

En el campo fui nacida, vestida de verdes ramas, y al pueblo me trajeron, para servir a las damas, a mí todo me regalan, caramelos, miel, melada, mas yo todo lo reparto, porque no sé comer nada.