Es verdad que tú le miras,
es mentira que te ve,
sois iguales uno al otro,
está claro que eres él.

Sin ella en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.

Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.

A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.

Muy bonito por delante y muy feo por detrás; me transformo a cada instante, pues imito a los demás.

Es verdad que tú le miras, es mentira que te ve, sois iguales uno al otro, está claro que eres él.

Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.

Chiquita como un ratón guarda la casa como un león

Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.

Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.

En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.