En las manos de las damas
casi siempre estoy metido,
unas veces desplegado
otras veces recogido.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».