Puedes llevarlo en el pelo
y, a veces, en los zapatos,
se coloca en la cintura
y en el rabo de los gatos.
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No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
Se pone para dormir, aunque no es un camisón, puede ser de lana, seda o algodón.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.