Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar,
el que mi nombre acierte
sólo dirá la mitad.
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Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.