Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar,
el que mi nombre acierte
sólo dirá la mitad.
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Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
No me utilizan los patos más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido!
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.