No me utilizan los patos
más me llevan de apellido,
con «Z» empieza mi nombre,
¡y ya el resto es pan comido!
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Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.