De día llenos de carne,
de noche con la boca al aire.
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Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.