Al dar la vuelta a la esquina
tropecé con un convento,
las monjas iban de blanco
y el sacristán en el centro.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Dos niñas asomaditas, cada una a su ventana, lo ven y lo cuentan todo, sin decir una palabra.
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
No es reloj, pero hace TIC TAC, no usa pilas pero no para de andar...
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
En un huerto no muy llano hay dos cristalinas fuentes, no está a gusto el hortelano, cuando crecen las corrientes.
¿Qué instrumento se puede escuchar, pero no se puede ver ni tocar?
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
Parecen persianas, que suben y bajan.