Uno larguito,
dos más bajitos,
otro chico y flaco,
y otro gordazo.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Adivina, adivinanza, tiene un solo ojo y una cara ancha.
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
Uno se cree superior, el otro inferior se siente, sin decirse nunca nada, mucho se quieren, tanto que, siempre se están besando.
Dos hermanos sonrosados, juntos en silencio están, pero siempre necesitan separarse para hablar.
Al dar la vuelta a la esquina tropecé con un convento, las monjas iban de blanco y el sacristán en el centro.
Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros.
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
Guardada en estrecha cárcel por soldados de marfil, está una roja culebra, que es la madre del mentir.
Ordenes da, órdenes recibe, algunas autoriza, otras prohíbe.
Entre dos murallas blancas hay una flor colorada, que con lluvia o con buen tiempo, está siempre bien mojada.
