En el campo fui nacida,
vestida de verdes ramas,
y al pueblo me trajeron,
para servir a las damas,
a mí todo me regalan,
caramelos, miel, melada,
mas yo todo lo reparto,
porque no sé comer nada.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas veces se equivoca.
Lámina que no se ve y nos protege del viento. Aunque la atraviesa el sol, se empaña con el aliento.
Aunque yo nunca me mueva por mí suben, por mi bajan; soy de diversas materias y mi utilidad la halagan.
Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.
Pequeña como una pera y alumbra la casa entera.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.
En la mesa me ponen y sobre mí todos comen.
Cuando la entrada yo les prohíbo, son muchos golpes los que recibo.
