adivinanzas para niños

En el campo fui nacida,
vestida de verdes ramas,
y al pueblo me trajeron,
para servir a las damas,
a mí todo me regalan,
caramelos, miel, melada,
mas yo todo lo reparto,
porque no sé comer nada.

 

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La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!

Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.

Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.

A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.

Muy bonito por delante y muy feo por detrás; me transformo a cada instante, pues imito a los demás.

Sin ella en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.

Es verdad que tú le miras, es mentira que te ve, sois iguales uno al otro, está claro que eres él.

Tengo dientes y no muerdo, desenredo con cuidado, caminos abro en tu pelo, ya sea liso o rizado.

Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.

Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.