En un huerto no muy llano
hay dos cristalinas fuentes,
no está a gusto el hortelano,
cuando crecen las corrientes.
más adivinanzas del cuerpo humano...
¿Qué instrumento se puede escuchar, pero no se puede ver ni tocar?
Dos niñas van a la par, y no se pueden mirar.
¿Quién seré yo que encerrada soy donde quiera que voy, me encuentro siempre mojada y al cielo pegada estoy.
Uno larguito, dos más bajitos, otro chico y flaco, y otro gordazo.
Pozo hondo, soga larga, y si no se dobla no alcanza.
Sólo tres letras tengo pero tu peso yo sostengo. Si me tratas con cuidado, te llevaré a cualquier lado.
Aunque sepas ésto, mago no serás, si no sabes dónde, lo digerirás.
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
Parecen persianas, que suben y bajan.
Dos niñas asomaditas, cada una a su ventana, lo ven y lo cuentan todo, sin decir una palabra.
