Hay en la plaza nueva
un monte, y en él dos cuevas.
Más abajo un pozo hondo
que tiene el brocal rojo.
Altas ventanas, iguales,
y en ellas, dos niñas bellas
que, a través de los cristales,
todo lo ven y lo observan.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
Pozo hondo, soga larga, y si no se dobla no alcanza.
Dos niñas asomaditas, cada una a su ventana, lo ven y lo cuentan todo, sin decir una palabra.
Unas son redondas, otras ovaladas, unas piensan mucho, otras casi nada.
Vive en la panza y se enseña en ciertas danzas.
¿Qué planta será la que en el hombre está?
Si los abro veo si los cierro sueño.
Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna.
Juntos vienen, juntos van, uno va delante, otro va detrás.
Si aciertas esta pregunta, te anotarás un buen tanto: ¿qué cosa acabada en punta tienes entre risa y llanto?
