Hay en la plaza nueva
un monte, y en él dos cuevas.
Más abajo un pozo hondo
que tiene el brocal rojo.
Altas ventanas, iguales,
y en ellas, dos niñas bellas
que, a través de los cristales,
todo lo ven y lo observan.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Cinco hermanos muy unidos, que no se pueden mirar, cuando riñen aunque quieras, no los puedes separar.
Laterales parapetos, que van siempre por parejas, les encantan los secretos.
Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros.
Atrás panza y delante espinazo, aciértamelo pedazo de ganso.
En un huerto no muy llano hay dos cristalinas fuentes, no está a gusto el hortelano, cuando crecen las corrientes.
Sólo tres letras tengo pero tu peso yo sostengo. Si me tratas con cuidado, te llevaré a cualquier lado.
Ordenes da, órdenes recibe, algunas autoriza, otras prohíbe.
Formamos, como soldados, en una fila y somos carniceros toda la vida
Enfundados siempre van y hay que tener cuidado con las patadas que dan.
Podrás tocarlos, podrás cortarlos, pero nunca contarlos.
