Hoy cuando me levanté,
puse uno en cada pie.
Como no son los zapatos,
dime tú… ¿qué puede ser?
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Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
Hoy cuando me levanté, puse uno en cada pie. Como no son los zapatos, dime tú... ¿qué puede ser?
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Una piel que es otra piel, una mano que no es mano y el frío se aguanta bien.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
