Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta
hasta llegar a su meta.
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Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
