adivinanzas para niños

Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta
hasta llegar a su meta.

 

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Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.

Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.

No me utilizan los patos más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido!

En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.

Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.

Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.

Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.

Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.

Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.

Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.