Nicanor tenía un barco
y con él surcaba el río;
¿era este un barco pequeño
o este era un gran navío?
Lee despacio, Encarnación,
y hallarás la solución.
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No soy estación del Metro ni soy estación del tren, pero soy una estación donde mil flores se ven.
Como el algodón suelo en el aire flotar, a veces otorgo lluvia y otras, sólo humedad.
Él es tío sin sobrinos, a todos calienta igual. Si no sabes de quién hablo, tras la primavera vendrá.
Viene del cielo, del cielo viene, a unos disgusta y a otros mantiene.
Millares de soldaditos van unidos a la guerra, todos arrojan lanzas que caen sobre la tierra.
Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.
Vuela sin alas, silba sin boca, azota sin manos y tú ni lo ves ni lo tocas.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Alto, alto, como un pino, pesa menos que un comino.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
