Soy liso y llano en extremo,
y, aunque me falta la voz,
digo en su cara a cualquiera
la más leve imperfección;
contesto al que me pregunta
sin lisonja ni aflicción,
y si mala cara pone,
la misma le pongo yo.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.
Es venta y no se vende, es Ana, pero no es gente.
Un animalito con cuatro dientes, que nos trae comida muy diligente.
Doy vueltas y no soy tiempo, un secreto sé guardar, si no me cuidan, me pierdo. ¿Con mi nombre sabrás dar?
A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
En la mesa me ponen y sobre mí todos comen.
Adivíname ésa.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Sube llena, baja vacía, y si no se da prisa, la sopa se enfría,
