Tengo corazón
sin ser persona,
tengo bata
sin ser mujer.
y el hombre elegante
me lleva delante.
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Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería