Una copa redonda y negra,
boca arriba está vacía,
boca abajo está llena.
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Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
No me utilizan los patos más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido!
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
