Una señora,
muy enseñoreada,
siempre va en coche
y siempre va mojada.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Ordenes da, órdenes recibe, algunas autoriza, otras prohíbe.
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Dos niñas van a la par, y no se pueden mirar.
¿Quién seré yo que encerrada soy donde quiera que voy, me encuentro siempre mojada y al cielo pegada estoy.
Sólo tres letras tengo pero tu peso yo sostengo. Si me tratas con cuidado, te llevaré a cualquier lado.
Laterales parapetos, que van siempre por parejas, les encantan los secretos.
Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna.
Dos estrellas se han perdido, en el cielo no aparecen, en tu casa se han metido y en tu cara resplandecen. ¿Qué son?
Unas son redondas, otras ovaladas, unas piensan mucho, otras casi nada.
Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros.
