Una señorita
de carnes muy blandas,
que sin ser enferma
siempre está en la cama.
más adivinanzas de cosas de la casa...
¿Quién pensaréis que yo soy, que cuanto más y más lavo, mucho más sucia me voy?
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
Aunque de comida voy cargado, la gente me vacía, y nunca soy tragado.
A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.
Con patas y espalda, no se mueve ni anda.
Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.
Golpe va, golpe viene y en su puesto se mantiene.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
Dicen que quien lo tiene es muy gracioso, se sacude en la mesa contra lo soso.
