Una señorita
de carnes muy blandas,
que sin ser enferma
siempre está en la cama.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Los tejados protejo y buenas canales dejo.
En los baños suelo estar, aunque provengo del mar.
Es un campo colorado con los surcos muy derechos; muy en alto está situado e inclinado de dos lados.
En lo más alto me ponen para que el aire me dé. El aire me zarandea, Y siempre lo miro a él.
Como conoce la clave, gira por su laberinto y deja entrar al recinto.
Quien me mira se refleja así nadie tendrá una queja.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Con patas y espalda, no se mueve ni anda.
Dicen que quien lo tiene es muy gracioso, se sacude en la mesa contra lo soso.
