Vivo en el campo y en una ciudad grande,
y soy chico pero me usan por igual,
si dices mi nombre solo dirás la mitad.
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Hoy cuando me levanté, puse uno en cada pie. Como no son los zapatos, dime tú... ¿qué puede ser?
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
En tus manos estoy limpio, en tus ventanas me ensucio, si sucio, me ponen limpio, si limpio, me ponen sucio.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.