Vivo en el campo y en una ciudad grande,
y soy chico pero me usan por igual,
si dices mi nombre solo dirás la mitad.
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Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
