Vivo en el campo y en una ciudad grande,
y soy chico pero me usan por igual,
si dices mi nombre solo dirás la mitad.
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Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Se pone para dormir, aunque no es un camisón, puede ser de lana, seda o algodón.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
