adivinanzas para niños

Aunque al dormir me consultan,
nunca suelo contestar.

 

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La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!

Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.

Aunque músculos no tengo, los techos yo sostengo.

Lo usa el tendero para comer, lo lleva entero si sabes leer.

Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.

Sin ella en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.

Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.

Sale de la sala, entra en la cocina, meneando la cola como una gallina.

Quien me mira se refleja así nadie tendrá una queja.

En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.